Si algo asombra del sumario del caso Púnica son las inquietantes relaciones de Francisco Granados, ex número dos de la Comunidad de Madrid, y su capacidad de influencia sobre algunos jueces, fiscales, abogados o policías. Desde mediar para que el hijo del exdecano de Madrid apruebe un examen, a ser recibido con dos besos por la jueza que investiga el espionaje a políticos de Madrid quien le dijo que estaba “para servirle”, según relata él después por teléfono a su esposa.
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